Notes

Después de estar toda la tarde sin ingerir nada desde prácticamente el mediodía, pude sentir a mi estómago rugiendo cuando estuve de vuelta en casa. Por ese motivo, comí un sándwich con tranquilidad mientras tenía un ojo puesto en la pantalla de mi teléfono, sonriendo con ternura al recibir tus mensajes de preocupación. No me llevó mucho tiempo terminar de cenar antes de volver a salir de casa, sintiendo que las ganas por verte podían más que cualquier apetito que pudiese tener. De ese modo, cogí el último autobús que circulaba por la ciudad y en menos de diez minutos me encontraba frente a la puerta de tu apartamento, a pesar de que en todo ese trayecto no habíamos dejado de intercambiar mensajes a través del teléfono. No sabía muy bien qué hacer porque no habíamos quedado en si debía llamar al telefonillo o no, así que opté por finalmente hacer eso último ante la duda. Treinta segundos después de pararme frente a la puerta de tu portal, llamé al mismo y poco después reconocí tu voz a través del dispositivo respondiendo.
- Perdona. ¿Es este el piso que sale en los anuncios del periódico? Según dice ahí, follas a cambio de poco dinero. ¿Es eso cierto...?
Reprimí una sonrisa mientras me recostaba sobre el borde de la pared, a sabiendas de que, de haber estado ahí a mi lado, me habría llevado un bofetón que me habría dejado la mejilla enrojecida durante una semana. Ante el silencio que escuché justo después, me reí mientras te decía que era broma, para seguidamente susurrarte un ''Abre anda...'' con ternura y una más que evidente complicidad.