Notes

Estaba a punto de terminar mi turno y me encontraba atendiendo al último cliente. Cuando terminé, este se alejó hacia su mesa con un café y yo aproveché para lavarme las manos. Tras esto me dirigí hasta el almacén para ir a echar una ojeada y reponer la barra antes de irme. Una vez en él, me fui a la zona más alejada donde se encontraban las latas y botellas de refresco. De pronto, escuché el sonido de una cremallera y me giré automáticamente. Fue entonces cuando te vi y me quedé un poco desconcertada, ya que me había pillado totalmente de sorpresa. Negué con la cabeza mirándote y una sonrisa algo lasciva comenzó a formarse en mis labios. Te acercaste a mi y abrí mi boca para preguntar qué estabas haciendo aquí y cómo habías entrado, pero mis palabras no llegaron a salir ya que te estrellaste contra mis labios, comenzando a besarme mientras tus manos recorrían mi cuerpo con urgencia. Un calor me inundó cuando tus labios se encajaron sobre los míos y mis manos sujetaron tu cabeza, clavando mis dedos en tu cuero cabelludo mientras ladeaba mi rostro para empujarme en un mejor ángulo sobre tu boca, introduciendo mi lengua para buscar la tuya, encontrándola al segundo, la cual se rozaba contra la mía en sucios toques. Tu cuerpo comenzó a empujar el mío hacia atrás y choqué contra una de las estanterías que había, dónde se encontraba los paquetes de papel higiénico. Uno de ellos cayó sobre mi cabeza debido a la fuerza que empleaste al empujarme y te miré soltándote un "Gilipollas" que salió de mis labios en un tono ronco. Tiré de ti hasta la zona que había tras esa estantería y te llevé hasta un congelador que estaba en desuso. Tus nalgas chocaron contra el filo de este e hice que te sentaras sobre él. Automáticamente después me subí sobre ti a horcajadas, temiendo que la superficie de este se viniera abajo con el peso de los dos, y cogí tus manos para apoyarlas a cada lado de tu cuerpo, con las mías sobre el dorso en un firme agarre. Sujetándolas. Mi rostro estaba a un par de centímetros del tuyo y mi mirada estaba clavada en tus ojos, los cuales no dejé de mirar a la vez que susurraba.- Eres mío.