Notes

　 　 　 　 　 　 　 　 　　 　 see you again
　 　 　 　 　 　 　 　 　 　 　　　　
　　

Bella cabalgaba a más no poder. Luego de enterarse del peligro por el cual atravesaba su padre debía llegar al pueblo cuanto antes. Su mente se llenaba de diversos pensamientos: preocupación, dolor, rabia y gratitud hacia Bestia por haberla liberado. El tiempo y ella pasaron volando, llegó más rápido de lo que esperaba, tanto como deseaba. Bajó del caballo y exigió liberasen a su padre. También la tomaban por loca al creer en aquella bestia que la había apresado en un castillo, hasta que mostró su existencia con ayuda del espejo que antes la hizo ver a su padre.

Gastón le arrebató el artefacto de las manos para verle mejor y de paso, para mostrar al resto del pueblo aquella amenazante criatura que representaba un enorme peligro para todos. Ella negó cualquier acusación violenta y aseguró la bondad que habitaba en su ser. A pesar de su intento, no le creyeron, la acusaron de amarlo y junto a su padre fue encerrada en el carruaje del manicomio, mientras que el pueblo se armaba para ir por la criatura a su misteriosa residencia.

No podía quedarse ahí, debía ir a ayudarlo. Si bien la forma en que se conocieron no fue la mejor, no se arrepentía de que todo aquello le hubiese ocurrido. Bestia y su mágico castillo cambiaron la aburrida vida de Bella. Su padre sabía como podrían salir de esa pequeña prisión, sólo requería de algo puntiagudo para abrir la cerradura y afortunadamente ella contaba con varios accesorios que se asemejaban a su necesidad. Su padre salió primero y se acercó al guardia, en lo que ella sigilosamente se quitaba el vestido ㅡpara su comodidadㅡ y corría al caballo para regresar al castillo.

No tenía idea de que pudiese estar ocurriendo en el castillo, lo cual la inquietas de más. Sólo rogaba que nadie lastimase a Bestia. El helado viento le indicaba lo cerca que estaba. Esta noche nada la detendría, ni siquiera los lobos podrían con ella. A su llegada de topó con un caos, el pueblo contra los muebles de la casa. Ignoró la situación al no ver a Gastón entre ellos y prosiguió a ir a la habitación de Bestia. En su camino escuchó un estruendo similar a un disparo, eso la hizo acelerar el paso. No había rastro de Bestia, pero sí de Gastón. Le quitó su flecha y la partió en dos. No le temía ni en lo más mínimo.

ㅡ¡Bella!
ㅡ¿Dónde está? ㅡle preguntó furiosa.
ㅡCuando regresemos a la aldea serás mi esposa al fin y la cabeza de la bestia colgará de un muro. ㅡpreparaba su arma
ㅡ¡Nunca!

No iba a permitir que le hiciera daño a ese ser tan especial. Sin importar las consecuencias se enfrentó a él e intentó arrebatarle el arma. Su fuerza no era suficiente para quitarsela, pero la maldad de Gastón lo hizo resbalar y caer, perdiendo su arma en el proceso. Ella divisó donde se encontraba y que no era impedimento para que el cazador siguiera con sus planes. Nuevamente corría, corría por el colapsante castillo. Observaba a Bestia subir por una torre y a Gastón perseguirlo, debía llegar primero que él. En uno de los balcones pudo ver a Bestia a punto de caerse de la torre.

ㅡ¡No!

Su angustia salió en todo su esplendor, empero consiguió la atención de ese majestuoso ser.

ㅡ¡Bella! ¡Sí volviste! ㅡél se mostraba feliz de verla
ㅡ¡Traté de detenerlos!
ㅡ¡Quédate ahí, voy por ti!

Sin dudar saltó entre las paredes y torres del castillo para encontrarse con su amada, sin embargo a quien se encontró fue a su enemigo que ni corto ni perezoso lo atacó por la espalda. Bella seguía intentando llegar hasta ellos, un vacío los seguía separando.

ㅡ¡Gastón, no!

Ante la preocupación de la dama, Bestia reaccionó y se defendió. Tomó al humano por el cuello y lo levantó cerca del precipicio. Ella miraba con asombro, no deseaba que manchara sus manos de sangre. Gastón suplicaba por su vida a "la bestia", éste le aclaró que él no era una bestia antes de dejarlo libre. La distancia que los separaba no era suficiente para Bestia, su amor por Bella le dio las fuerzas para saltar hasta ella. El reencuentro duró muy poco, siendo interrumpido por un disparo de Gastón. La chica intentó ayudarlo a levantarse para buscar refugio, en su intento de llevó otro disparo que lo desplazó hasta sus aposentos. El ruido de los disparos le dio su merecido a Gastón, pues donde estaba parado se derrumbó y cayó al suelo, a su muerte. Bestia agonizaba y Bella lloraba.

ㅡTú volviste...
ㅡPor supuesto que lo hice y no volveré a dejarte.
ㅡTemo que es mi turno de dejarte...
ㅡYa estamos juntos, todo estará bien. ㅡse negaba a aceptar perderlo.
ㅡAl menos alcancé a verte...otra...vez

El último pétalo de la rosa cayó, anunciando el final de Bestia. Un suspiro se llevó, Bella no podía creerlo, no lo deseaba. Debía ser de otra forma.

ㅡNo...Por favor, no. ¡No te vayas! ㅡsus suplicas eran acompañadas de un desgarrador llanto. ㅡYo te amo... ㅡentre sollozos se acercó a su rostro y besó su frente. El hombre que amaba se había ido, ¿cómo podría con tal dolor? Reposó su cabeza sobre el pecho del varón, sería la última vez que sentiría su calidez.

Una mágica onda de luz y pétalos de rosa comenzaron a rodear el cuerpo de Bestia, haciendo que el mismo se elevara. Ante el impacto tomó distancia y se limitó a observar. Desconocía en su totalidad lo que ocurría, hasta que vio como su cuerpo empezaba a cambiar. Sus garras se convirtieron en manos, al igual que sus patas en pies. Los ojos de Bella se ahogaban en asombro y su corazón se impregnaba de esperanza, ¿le volvería a ver? ¿qué es lo que estaba por ver?

Un hombre vivo descendió, la señorita aún con asombro se acercó lentamente. ¿Era él? ¿Su amor estaba vivo nuevamente? El varón dejó de darle la espalda y la miró con la misma esperanza, con el mismo sueño. Ella no podía dejar de mirar a su rostro con intriga, la curiosidad la llevó a acariciar una de sus mejillas para comprobar si era real. Y finalmente, miró a a sus ojos. Así lo supo, era él. Se encontró con esos tiernos y hermosos ojos azules, aquellos tan tranquilos y fuertes como él océano. Aquellos que sólo el podía tener.

Sonrió, ambos lo hicieron. Qué dicha, qué felicidad volver a verlo ㅡy conocerloㅡ, tener la oportunidad de amarse. No sé contuvieron y demostraron el amor que sentían con un dulce beso. Tan lleno de vida como el momento. Continuó acariciando su rostro, para luego bajar su caricias y rodear su cintura con su zurda. Su diestra se mantenía apoyada en su pecho, sintiendo cada latir de su hermoso corazón. El más exquisito beso, el primero de muchos.

　 　
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