Notes

Mi pelvis se movió inconscientemente en el instante en el que tus dedos se adentraron en mi vagina, soltando un "Dios" que reflejaba el alivio que sentí por el tono que empleé. Fijé la mirada en tus labios y escuché con atención cada sucia palabra que salía de tu boca, que no hacían más que excitarme y hacer a mi sexo empapar tus dedos. Mi mano se movía bajo tus calzoncillos ahora de una forma más intensa, llevando mi agarre desde la base hasta la punta, haciendo sobretodo hincapié en tu glande, el cual frotaba contra la palma de mi mano con ayuda de mis dedos en cada vaivén. Tu pulgar en mi clítoris me estaba volviendo completamente loca y moví mi trasero en tu contra, restregándome sobre la mesa de billar en cada empuje que hacías, deseando que fuese tu polla la que se metiese en mí. Noté movimiento tras de ti y susurré un "no te muevas" a la vez que dejé quieto mi cuerpo, llevando tras esto mi brazo alrededor de tu cuello para disimular un momento de intimidad y evitar que quién sea que hubiese pasado se acercase a dónde estábamos. Mi boca se pegó a tu oído, con mis labios entreabiertos y dejando así mi respiración golpear directamente sobre él, junto con mis gemidos susurrados. Mi mano comenzó a incrementar el ritmo y la presión alrededor de tu polla justo cuando tu amigo, el encargado, salía de una de las puertas que estaban en frente nuestra, que imaginé que era el almacén. El simple hecho de estar follando tu polla con mi mano de esa forma mientras tu amigo me miraba sin saberlo, me hizo perder la cabeza. Me dirigió una mirada de soslayo a la que yo contesté con una sonrisa de total inocencia, manteniendo la mirada fija en él hasta que se perdió tras la barra. Solté un suspiro sobre tu oído debido a la tensión que acababa de contener.-Dios, me va a dar algo.- Susurré esto antes de volver a echarme hacia atrás para mirarte a los ojos y susurrar sobre tus labios.- Era tu jodido amigo, y he tenido que controlar cada gemido por su puta culpa. -Dicho esto solté tu polla para sacar mi mano de tus calzoncillos y llevarla a mi boca, lamiendo mis dedos y palma, saboreando cada gota de tus fluidos, dejando bastante saliva en ellos antes de volver a meterme bajo tu ropa interior, y comenzar a masturbarte sin ninguna delicadeza, deslizándome con facilidad a tu alrededor ahora que mi mano estaba aún más lubricada, frotando con bastante vehemencia a la vez que gemía y me estremecía por la manera en la que trabajabas en mi vagina.- Córrete...no voy a parar hasta verte gemir. Y no voy a correrme hasta que lo hagas tú. Pienso masturbar mi clítoris con mis manos pringadas de tu semen, y llegar al orgasmo con ayuda de tus dedos en mi vagina.