Notes

Me disponía a intentar explicarte cómo se jugaba al billar cuando pude observar cómo tu mirada se iba haciendo cada vez más lasciva al mirar tanto al local, como a nuestro alrededor. Compartí contigo la misma sonrisa cómplice e íntima que me dedicaban tus labios, lo cual provocó que mis dientes mordiesen mi labio inferior de pura excitación ante lo siguiente que insinuaste cuando comenzaste a hablar sobre la cámara y el ángulo ciego que podías llegar a conseguir frente a mí. Me aclaré la garganta cuando sentí cómo un nudo se formaba en ella, pasando la lengua por mis labios para remalerlos inconscientemente tras percibir que la sonrisa se me había borrado de la cara y que había dado paso a una expresión probablemente bastante perversa. Traté de evitar tu mirada poco después para centrar esta última en la mesa de billar cuando sentí cómo mi polla respondía con algo de dureza que fui capaz de mitigar a duras penas, posicionándome en uno de los laterales con la espalda inclinada hacia adelante y el palo colocado entre mis manos en dirección a la mesa. Calculé más o menos hacia dónde quería dar con la punta sin parar de imaginarme dentro de ti en todo el proceso, hasta que finalmente golpeé las bolas con la punta del palo con más fuerza de la que realmente había pretendido, llegando incluso a ver un par de bolas rebotando sobre la mesa como me habría gustado hacerlo con tu cuerpo. Respiré hondo y seguidamente me acerqué al otro lado de la misma para coger el chupito y beberme su contenido de un solo trago, buscando desesperadamente cualquier distracción que me quitara de la cabeza la imagen de tu cuerpo completamente desnudo.
Tras el chupito y varios tragos seguidos de cerveza me acerqué a ti para colocarme a tu espalda, evitando tu mirada todo cuanto pude a sabiendas de que tu simple cercanía ya de por sí me traería problemas. Me pegué a tu cuerpo y, desgraciadamente (o afortunadamente, según cómo se mire), mi entrepierna fue a parar directamente hacia tus nalgas cuando nuestras espaldas se doblaron hacia adelante. Traté de enseñarte a tener puntería para golpear las bolas, pero la única puntería en la que podía pensar era en la que había unos centímetros más abajo de nuestros cuerpos con mi polla descansando contra tu falda a través de mi pantalón. Miré en un par de ocasiones hacia abajo para ver cómo empezaba a restregarme contra ti casi inconscientemente y por inercia, sintiendo cómo mi respiración comenzaba a verse afectada al escucharme a mí mismo respirándote al oído con mi boca completamente pegada al orificio de tu oreja. Poco después, en un descuido, mis manos fueron recorriendo el palo y se terminaron encontrando con las tuyas, lo cual me hizo sentir una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Eché un breve vistazo hacia el sitio donde estábamos apuntando... y moví el palo nuevamente con brusquedad, viendo cómo las bolas se dispersaban por toda la superficie mientras rebotaban con violencia por todos los laterales mientras que otras se colaban por los agujeros por pura estadística.