Notes

Sentí mi mente desvanecerse al mismo tiempo que mi frente se apoyaba contra una de tus sienes cuando comenzaste a mover tus caderas, sintiendo cómo tus nalgas se rozaban contra mi entrepierna a conciencia. Cerré los ojos y disfruté de lo dura que me la estabas poniendo mientras una serie de bocanadas de aire salían de manera entrecortada de mis labios directamente contra tu oído, las cuales se hicieron aún más entrecortadas llegando a estar acompañadas de algún jadeo ronco y animal cuando escuché los primeros acordes de una de las canciones que compartíamos, sintiendo cómo tus caderas se movían al ritmo de la canción pocos segundos después.
- Me estás matando...
Comencé a decir esas palabras en el mismo momento en el que una de tus manos había cogido la mía, sabiendo perfectamente lo que estabas a punto de hacer con ella. Sentí el tacto de la tela de tus medias bajo las yemas de mis dedos de manera ascendente entre tus muslos, dejándome conducir por tu mano mientras mis ojos se entreabrían para encontrarse con los tuyos. Debía de tener las pupilas bastante dilatas a causa de lo ebrio que me encontraba en ese momento a causa de ti. Estaba poniendo tantas energías en controlarme y en reprimir mis impulsos que... en el momento en el que mi mano estuvo en contacto con tu sexo, apreté y abarqué este último con toda la palma de mi mano con crueldad, hundiendo al mismo tiempo las yemas de mis dedos índice y corazón allí donde debía encontrarse la entrada de tu vagina. Acaricié y me froté contra ella y tu clítoris en una serie de diversas fricciones nada sutiles, moviendo mi mano de manera acompasada con el movimiento rítmico que seguía mi pelvis contra tu trasero, cronometrándome a la vez con el propio movimiento de tus caderas. Susurré contra tu oído la parte en la que la letra decía ''It's just I'm constantly on the cusp of trying to kiss you'', dándote seguidamente la vuelta con mis manos posicionadas a ambos lados de tu cintura con violencia y rapidez para dejarte frente a mí y poder así mirarte a los ojos directamente con una conexión e intensidad que conocía ya lo suficientemente bien como para saber que esta noche ninguno de los dos se iba a ir a la cama sin haberse corrido a manos del otro. De ese modo, dejé ambos palos apoyados sobre la estantería a la que pertenecían con mucha tranquilidad y normalidad en contraste con el modo en el que te había dado la vuelta, sin dejar de mirar tus ojos en el trayecto un solo momento, ni siquiera para pestañear. Fue entonces cuando me volví a acercar a ti con mi mirada esta vez dirigiéndose por momentos a tus labios, y por momentos a tus ojos, mientras mis manos te cogían por la cintura y te aupaban sobre la mesa con la misma delicadeza con la que me había movido en el último minuto. Lentamente, mis manos fueron moviéndose de manera ascendente sobre tus muslos, mirando esta vez tus ojos lo suficientemente de cerca como para sentir mi nariz rozándose contra la tuya. En el momento en el que amagaba con besarte, mis manos se movieron en direcciones contrarias una vez que había cogido entre mis dedos parte de la tela de tus medias, rajándolas a la altura de tu sexo de un intenso y sonoro crujido.