Notes

Salí rápidamente de mi piso colocándome la chaqueta mientras cruzaba la puerta y te mandé un mensaje antes de montarme en el ascensor, avisándote de que estaba en camino. Salí del portal y me fijé en el autobús que justo doblaba la esquina, era el que me llevaba hasta tu casa. No tuve más remedio que correr hasta la parada. Llegué a tu dirección en unos diez minutos, una vez me bajé frente a tu portal saqué mi móvil y te envié un mensaje para que bajaras. Necesitaba estar a solas contigo y en tu piso no tendríamos esa intimidad con tus compañeras de piso alrededor. Estaba realmente nerviosa, tenía una mezcla de sensaciones las cuales no sabía manejar. Mordí mi labio y me centré en controlar los latidos de mi corazón, el cual iba a mil por hora. Justo cuando estaba pensando en qué decirte se escuchó la puerta de tu portal abrirse, mi cuerpo se tensó y un segundo más tarde apareciste. Tu rostro estaba serio y tenías la mirada algo perdida. La puerta se cerró tras de ti y te encaminaste en mi dirección. Te acercaste a la pared al lado de tu portal dónde estaba yo con mi espalda echada contra ella, apoyada. Te miraba directamente a los ojos sin apartar la vista de ellos en ningún momento, y sin decir aún ni una palabra. En el momento en el que llegaste a mi altura me fui directa hacia ti, pasando mis brazos por tu cintura y apoyando mi mejilla en tu pecho, cerrando los ojos con fuerza a la vez que te estrechaba contra mí. Esperé unos segundos antes de separarme, disfrutando de la cercanía, de tu cuerpo contra el mío, y llevé mis brazos alrededor de tu cuello para inclinar tu rostro hacia abajo, acercando el mío a su vez. Rocé mis labios contra los tuyos y mi respiración se cortó automáticamente, cerrando mis ojos. Susurré de manera entrecortada temiendo romper a llorar en cualquier momento.- Te quiero muchísimo, te quiero y sé que a veces no lo demuestro.- Arrastré mis labios hasta tu comisura, volviendo a hablar sobre tu piel.- Te quiero cuando te pones gilipollas, te quiero cuando te pones distante, te quiero cuando me vacilas, te quiero cuando ni siquiera estás conmigo...-Arrastré mis labios más abajo de manera lenta y suave, acariciando tu piel con ellos, llevándolos hasta tu mandíbula dónde comencé a dejar un rastro de besos cortos, recorriendo cada centímetro de esta hasta estar de vuelta sobre tus labios, dejando los míos sobre estos a la vez que mis manos ascendían por tu nunca para enredar mis dedos en tu pelo de manera delicada.- Hasta cuando siento que te odio, te sigo queriendo.