Notes

A la mañana siguiente la lluvia y el encapotado cielo gris desaparecieron para dar paso a las primeras luces del crepúsculo, que mezcladas entre si, iluminaban todo su entorno y le permitían al cielo adquirir ese color rosado y anaranjado tan característico. Kai Parker se encontraba parado en mitad del puente Wickery, observando y disfrutando de todo aquel espectáculo mientras pensaba que todo aquello parecía una broma tras la noche anterior en la que, por culpa de cierta pelirroja, había salido despedido abruptamente hasta las afueras del pueblo. Hizo una mueca mientras se pasaba la mano por su cabello azabache y se lo peinaba y luego, sin perder un segundo más, avanzó a su velocidad vampirica hasta el cementerio de Mystic Falls; atravesando en el proceso el otro lado del puente, la colina y la Iglesia en ruinas. Una vez que llegó allí todo parecía en calma e exactamente igual a como lo recordaba, con sus terrenos ligeramente salvajes, llenos de robles, con sus lápidas deterioradas por el paso del tiempo y unas cuantas esculturas esculpidas en mármol que estaban situadas de extremo a extremo. Todo estaba en completo silencio hasta que el ruido de unos cuantos besos captaron la atención del híbrido; después de todo no estaba tan solo como se pensaba y al otro lado, junto a una de esas lápidas, había una pareja que ya no era tan desconocida para él y a la que sin dudarlo, se acercó.

― Después de pasaros tantos años encerrados y separados, este es el primer sitio al que decidís venir para manifestar vuestro amor pero, ¿por qué? -preguntó por curiosidad mientras la pareja dejaba de besarse-

― ¿No es evidente? por aquí no viene mucha gente y si vamos al pueblo no dejaran de hacernos preguntas -el hombre miró a Kai mientras la mujer mordía su mejilla-

― Seguro que dirían "Stefan, Elena, cuánto tiempo sin veros" o "no habéis envejecido nada" -prosiguió después la muchacha mientras se reía y luego continuaba besandole-

― ¿Y qué más da? no es la primera vez que os hacéis pasar por ellos así que no creo que noten la diferencia y si lo hacen, siempre podéis matarlos -sugirió mientras sonreía-

― Ya veo el titular de todos los periódicos "un pueblo maldito arrebata la vida de todos sus habitantes excepto la de dos jóvenes" -contesta el hombre con una amplia pero falsa sonrisa-

― Y con nuestra cara en todas las portadas -la mujer abrió los ojos todo lo que pudo, siguiéndole la corriente a la otra replica- seguro que a Stefan y Elena no les importará y no vendrán junto a sus amiguitos para averiguar qué está pasando y ponerle fin.

― Con lo divertido que sería cargárselo a todos de una sola vez -Kai se rió tan solo de imaginárselo, de hecho hasta sintió satisfacción-. Bueno, si no me habéis revivido para matarlos, explicadme cómo encajo yo en vuestros planes.

― Muy sencillo. Como sabrás no he descansado hasta traernos a los tres devuelta a la vida -los ojos de Silas se movían de un lado a otro, recordando el largo proceso que le había llevado- pero no he conseguido revertir el hechizo de destrucción del otro lado, así que si esta vez morimos, se acabó.

― Y ahí es donde entras tú, Kai -prosiguió Amara- ya hemos sacrificado a doce licántropos y doce vampiros pero aún nos quedan doce humanos y brujos.

― Así que como no encontrasteis la paz, nos has revivido para revertir el hechizo y crear el nuevo "otro lado" donde jamás podrán separaros. Pero ese no es mi problema, ¿qué gano con todo esto?

― Seguir vivo, pasar el resto de la eternidad en este o el otro lado con quién tú quieras y poder. Eres un híbrido y puedes traer más descendencia o convertir a más brujos en híbridos y ser su líder.

― Además nos hemos enterado de que tus sobrinas sobrevivieron y están muy cerca de aquí, con ellas podrías revivir el clan o matarlas -propuso Amara- eso es asunto tuyo.

― De acuerdo, me habéis convencido -concluyó Kai y se marchó de allí a velocidad vampirica-

De una forma u otra Malachai por fin podría tenerlo todo; la decisión de formar un nuevo Coven o destruirlo de una vez por todas y a Selena -pensando que era Bonnie- el resto de su eternidad. Se movió rápido entre las calles y llegó antes que nadie al instituto de Mystic Falls, dispuesto a actuar y cargarse a todo aquel que se le pusiese por delante pero se paró en seco cuando escuchó a dos animadoras hablar sobre una fiesta en el cementerio para burlar las prohibiciones de fiesta del sheriff Donovan en la plaza junto al Ayuntamiento. El híbrido sonrió con más sinceridad que nunca y se marchó esperando impaciente a que llegase la noche. Por su parte y como si de una premonición se tratase, Selena se estaba revolviendo en su cama mientras soñaba con escenas fugaces en las que era perseguida por Kai en el bosque. Segundos más tarde se despertó sobresaltada, abrió sus ojos cuanto pudo y se llevó la mano al cuello, comprobando que estaba en su sitio y no tenía ninguna marca en este. « Cálmate, Selena. Sólo ha sido una pesadilla » se repitió un par de veces hasta que se dio cuenta que continuaba empapada, con la misma ropa de ayer y con el diario de su tío en la mano, por lo que se levantó de la cama y tras comprobar que casi eran las ocho de la mañana, guardó el diario en la mochila y se fue corriendo a ducharse. Diez minutos fueron más que suficientes para completar su ducha y relajar su mente, alejando todos aquellos pensamientos que le habían atormentado en sus sueños y que ahora le causaban hasta risa; había utilizado sus poderes para mandar muy lejos a Kai y hasta ahora, que ella hubiese captado, el desconocido no era un vampiro sino un brujo, por lo que era ridículo pensar que iba a atacarla y además, aunque así fuese, ella era una híbrida y de una forma u otra sabría cómo defenderse. La pelirroja escurrió su cabello rizado que pensaba dejar secar por el camino y en un par de segundos, usando su velocidad, fue hasta su cuarto, se vistió, cogió su mochila y sus libros, bajó las escaleras, atravesó la puerta y se paró justo frente a su padre que le esperaba con un semblante serio.

― Pensé que estabais dormidos -musitó la pelirroja mientras observaba a su padre-

― ¿Y perderme acompañar a mi hija el primer día de Instituto? nunca -hizo un gesto con el pulgar para que se subiese al coche y la pelirroja obedeció-

El trayecto se hizo largo para la pelirroja ya que en ningún momento intercambiaron palabras o miradas, lo que sintió como una muestra de que nunca la iba a perdonar. Suspiró desde el asiento del copiloto cuando observó que llegaron al instituto y por fin decidió girarse y hablar a su padre.

― Fui estúpida, ¿vale? lo siento. Pensé que Brandon era diferente y no me engañaría de ese modo para convertirse en el Alpha de la manada -suspiró frustrada- y también siento que por mi culpa nos tuviésemos que mudar de Stowe.

― ¿Qué? no fue tu culpa, Selena. Mira... Todos cometemos errores cuando somos jóvenes así que olvida lo de ese chucho y deja de preocuparte -dijo mientras la empujaba hacia él para abrazarla con fuerza y después le besó la cabeza-. Y en cuanto a lo de Stowe... Sólo nos mudamos para protegerte, no queríamos que después te pasase nada.

La pelirroja cerró sus ojos y continuó abrazando a su padre con fuerza mientras él le daba algunos consejos de lo que debía hacer al llegar al instituto y a su vez, este, le correspondía el abrazo de la misma forma. Por fin volvían a hablar y ahora sabía que no estaba enfadado con ella. La pelirroja depositó un cariñoso beso sobre su mejilla antes de separarse de él, después abrió la puerta del todoterreno y se bajó tal cuál como hizo su padre, percatándose que en el aparcamiento había unas cuantas animadoras observándoles. « ¿Habéis visto? está tremendo, me encantaría estar a solas con él » o « ¿será su hermano mayor? uff, ojalá estudiase aquí » era lo más suave que se escuchaba salir por las bocas de esas chicas y por supuesto, Damon lo estaba escuchando todo y sonreía mientras ponía sus ojos en blanco; en el fondo estaba encantado de ver cómo pese a los años que pasasen, sus encantos no pasaban desapercibidos.

― Vete a casa ahora o se lo diré a mamá -le advirtió mientras entrecerraba sus ojos y lo observaba-

― Díselo, seguro que también coincide con sus opiniones -sonrió con cierta picardia mientras que Selena arrugaba su nariz como solía hacer su madre a su edad-

Damon se rió, no había duda que Selena había salido a ellos. Se despidió de ella, subió al coche y agarró del asiento trasero una bolsa blanca con una botella de Bourbon; iba a saludar a su viejo amigo Alaric, ya que aún no había tenido la oportunidad de hacerlo ni de avisarle que había vuelto. Mientras su padre se marchaba, Selena caminaba hacia la entrada del instituto cuando aquel grupo de animadoras se le acercó para presentarse y darle la bienvenida al instituto, cosa que Selena agradeció e incluso esbozó una amplia sonrisa hasta que empezaron a preguntar por su padre.

― Por cierto, tu hermano parece muy simpático. No todos traen a sus hermanas pequeñas al instituto -sugirió la rubia que caminaba a su derecha y se presentó como Meredith, la actual capitana de las animadoras-

― Sí, lo es pero él no es mi hermano. Es mi padre -aclaró y se formó un silencio incómodo entre ellas-

― Bueno, la secretaría está justo ahí -dijo una de ellas mientras señalaba la puerta y ventana de color azul que había a unos pasos de donde se encontraban-

― Gracias -concluyó Selena mientras se alejaba lentamente del grupo-

Pero algo la detuvo cuando apenas había dado unos pasos y hizo que se girase y volviese hacia ellas con una cara de pocos amigos. Otra vez Meredith fue la responsable, la misma que había iniciado aquellos comentarios obscenos sobre su padre y que otra vez volvía a la carga o por lo menos eso pensaba la pelirroja hasta que se dio cuenta de su error.

― Meredith, ¿verdad? mi padre está felizmente casado y además es mayor que tú, ¿qué te hace pensar que se iba a acostar con una cría como tú? -la miró de arriba abajo después de leer detalladamente en su mente cuánto deseaba sentir el tacto de su piel pegada a la de su espalda, aunque la híbrida no se dio cuenta que lo había leído y no escuchado-

― Pero... ¿Qué dices? no he dicho nada de que quisiese acostarme con él -las mejillas de la muchacha se sonrojaron pues sólo lo había pensado y no lo había manifestado en voz alta como la pelirroja se pensaba-

― Sí, tranquila. Ni si quiera estaba hablando -protestó la morena sin entender por qué se comportaba así la pelirroja-

Un simple chasquido de los dedos de Meredith llamó la atención de sus amigas, a las cuales les estaba indicando que se marcharan de allí y le hiciesen el vacío y las otras dos obedecieron. « Rarita » escuchó en la mente de las otras dos mientras que en la de Meredith sólo podía pensar en cómo lo había descubierto. Una vez que se fueron, la pelirroja suspiró y se dirigió de nuevo a la secretaría; se había equivocado porque aún no era capaz de controlar del todo sus poderes vampiricos aunque eso no la iba a desanimar. O por lo menos no del todo. Nada más entrar en la secretaría y observar que sólo estaba la señora Clarke dentro, se acercó a ella y tal como le había aconsejado su padre, utilizó sus poderes para controlar su mente y obligarla a buscar su nombre en una lista; un nombre que por supuesto no estaba pero que ella misma añadiría gracias a un formulario que la pelirroja rellanaría y que posteriormente firmaría. Después le entregó un horario de clases y esta se marchó corriendo, llegaba tarde a su primera clase de matemáticas aunque gracias a una pequeña carrera, consiguió llegar a tiempo; el resto de clase pasaron más rápido de lo que ella se esperaba, algunas formulas, un par de explicaciones y trabajos que consiguió entregar a tiempo, películas educativas que luego tendrían que comentar y debatir y a última hora risas, muchas risas. Sus compañeros parecían estar ansiosos por salir y pasarlo bien aunque apenas había comenzado la semana pero Selena debía de adaptarse a ellos y además, se había sorprendido a sí misma, ya que tanto centrarse en sus profesores y lo que estos decían, le habían hecho olvidarse del hambre.

― Eh, nueva. Esta noche damos una fiesta en el cementerio, vente, hay mucha gente y lo pasarás bien -le sugirió con una amplia sonrisa el chico que se sentaba justo detrás de ella-

Y justo en ese instante, antes de que pudiese negarse, sonó la campana que marcaba el final de las clases y el chico aprovechó para levantarse y acercarse a Selena. « Es a las 19:00, en el cementerio que hay pasando el bosque » le indicó y acto seguido se presentó como Jos y se fue corriendo porque sus amigos le llamaban. « El bosque » se quedó con esa última palabra que revivió fugazmente algún que otro recuerdo de sus pesadillas y después se marchó andando a su casa con aquella sensación de hago que había tenido por la mañana. Selena necesitaba dispersar sus pensamientos pero no podía, la sensación pesaba más que cualquier otra cosa en ella y por eso decidió, a regañadientes, acudir a la fiesta ya que debía de comprobar con sus propios ojos si sólo se trataba de una sensación o realmente se encontraba en peligro.