Notes

No se trata de que esté celosa, ni mucho menos.
Ni de que me sienta menos porque eso no pasó nunca con Serena, no va a ocurrir ahora.
Tampoco de que me preocupe que esté en tu vida; porque ni por asomo. Así que, por favor, ese tipo de comentario conmigo te lo puedes ahorrar, porque sabes perfectamente cómo soy.

Ese sentimiento (de desconcierto) conseguí dejarlo atrás con el transcurso de los días. Sólo necesitaba tiempo para mentalizarme y hacerme a la idea de lo que había sucedido de un día para otro. Porque cuando lo descubrí, dada la situación y sabiendo las circunstancias de cómo ocurrió ese repentino reencuentro: fue como un jarro de agua helada para mí.
Si te hubiese buscado ella, creo que me habría importado menos. Imagínate.*

Porque no entendía tus cambios de opinión.
No entendía como, teóricamente, terminamos definitivamente y, de repente, tú: te das cuenta de que extrañas a tu súper ex-novia, a la que más te había marcado la vida tanto positiva como negativamente y tardas cero coma cero en ir, nuevamente, en su busca. ¿Qué es ese movimiento después de lo sucedido entre nosotros? ¿Mm? Eso, lo mires por donde lo mires, y desde mi posición; no pinta ni sienta nada bien. No a mi modo de ver las cosas. A mí me generó muchísimo rechazo y desconfianza. Llegué incluso a replantearme la situación en caliente, porque no me parecía muy normal. A casi arrepentirme de haberte ido a buscar después de lo que hiciste tú: buscarla a ¡ella! De hecho, si llegamos a no hablar más y veo hoy ese mensaje, te habría hecho cruz y raya para siempre, pero de verdad. Y ya sí que sería(mos) insalvable/s. ¿Por qué? Porque a las escasas horas siguientes a la noche que me dejaste, ¿qué hiciste? Colocarte un avatar que habías llevado con otra de tus ex-parejas en Ask. (Todo muy normal, desde luego. Terminamos, y primero parece que quieres llamar la atención de una. Y segundo, buscas a la otra. Lo más normal del mundo, vaya). Sobre todo sabiendo con quién lo llevaste, y que, de haberlo visto; probablemente habría tardado menos que nada en reaparecer.
Me habría parecido una tomadura de pelo.

*Tampoco me gustó saber que ella no se acercaba a ti por creer que podría desestabilizarnos. Eso sí podría ser una chorrada, pero me pareció demasiado prepotente por su parte, la verdad. Aunque éste es un apunte irrelevante.

No entendía, entonces, cómo no me tenías a mí en consideración. Cómo no pensabas en mí y en cómo me podía sentar ver determinadas cosas después de una ruptura. (Con ello me refiero al cambio de avatar, más que nada; lo otro me lo contaste tú mismo y no tuve que ver nada, ¡y menos mal!). A ti puede parecerte una tontería. De hecho, no me extrañaría que en breve me toque oír algo semejante.
Y repito que no me refiero a que a mí me moleste que mantengáis relación o que, ahora, seáis súper cercanos / amigos. Porque no es eso. Yo me alegro, sinceramente. De corazón. Me guste más o me guste menos que la tengas cerca, me alegro porque sé la trascendencia de esta persona en tu vida y sé que ha sido importante para ti. Por eso a mí me alegra. Me refiero, básicamente, a que hagas comentarios como: que no te supondría un problema contarle todo, porque a mí eso no me parecería correcto. Es tu ex. Independientemente de que ambos lo hayáis superado, y tengáis vuestras vidas: ella no tiene por qué saber determinados aspectos de nuestra relación. Nunca. Como también me alucina que digas que sabes que estará ahí, después de todo lo que me has contado acerca de esta persona: porque son cambios de opinión muy drásticos y que yo, por ser como soy, soy incapaz de comprender. Más teniendo en cuenta que llevaréis hablando alrededor de dos semanas, si no es menos. Hará un mes, quizá dos, estabas prácticamente aplaudiendo porque hacia un año, o aproximadamente uno que no hablabais; que no lo extrañabas; que no sé cuántas más y... De repente, ¡PAM! La extrañas y no te tiembla el pulso para ir a buscarla.
Ésto a mí me sacó mucho de onda, de hecho, me parecía imposible tocar este tema de conversación sin ponerme hecha un basilisco.
Hasta que me di cuenta de algo. ¿De qué?

De que conmigo, por ejemplo, han de pasar una serie de días (quizá semanas, incluso) para poder hablar de temas que me hayan afectado más o menos. Si estoy afectada, es imposible mantener una conversación conmigo. Aunque lo intente. Créeme, doy fe de que es así. O me pongo a la defensiva, o me cierro en banda. Por eso siempre recalco que necesito tiempo. Y por ello, a pesar de que ese comentario me haya parecido un pelín desafortunado, prefiero hacerte partícipe de ello ahora porque me siento cien por cien preparada para hacértelo saber. Y porque es probable que no vaya a volver a tocar este tema más. Me parece innecesario. Pero así, al menos, me quito la espinita y me quedo también mentalmente tranquila. Un peso que me quito de encima.