Notes

En el transcurso de éstos años a tu lado ha habido muchos cambios. No solamente entre nosotros como pareja, en nuestra relación, sino que también en nosotros como individuales.
Te he visto crecer, te he visto cuestionarte, te he visto dudar, te he visto retroceder, te he visto caer, te he visto levantarte y te he visto superarte. Estoy agradecido por haberte acompañado éstos cinco años y poder formar parte de tu vida, ser testigo en primera fila de lo que fuiste, lo que eres y lo que puedes llegar a ser.
A tu lado he entendido una de las cosas más importantes que me has enseñado: es un error enamorarse de la persona por como es. Suena feo, incluso contradictorio y confuso, pero es la realidad. Alguna vez estuve enamorado de ti por quien eras, por lo que me dabas, por tu personalidad, por tu esencia. Pero no es correcto, porque evolucionas. Cambias, creces, y tu vida puede dar giros de 180 grados en cualquier minuto por un motivo u otro. Es por eso que hoy me proclamo enamorado de tus posibilidades. Me seduce lo que eres, pero me hace palpitar todo aquello que puedes lograr. Aprendí a no tenerte cautivo, encapsularte, ponerte tras las rejas de mis sentimientos. Aprendí a dejarte volar, a ser quien eres, a ir de izquierda a derecha siempre tomado de tu mano sin tener un rumbo fijo que quiera seguir.

Aprendí que te amo mucho más cuando te dejo ser, a cuando me aferro a una versión de ti que ya se ha superado. Pude comprender con trabajo que a la flor que se le quiere no se le corta, sino que se le deja crecer y se le aprecia sin apropiarse de ella. Eso quiero hacer contigo, de esa manera es como quiero amarte.
Aquél motivo me lleva querer renovar todo aquello que alguna vez nos prometimos, cuando éramos sólo un par de niños aventurándose en un trayecto del que no tenían la menor idea de lo que iba a implicar. Un par de chiquillos que creían conocerse como las palmas de sus manos y, de hecho, nunca terminaron ni terminarán de hacerlo. Un par de inexpertos que creían que para que el mundo fuera suyo tenían que tenerlo entre sus manos. A pesar de que nuestras maneras de demostrarlo se han transformado con la madurez y el aprendizaje, mis sentimientos por ti siguen teniendo la misma raíz. Sigo amándote, sigo deseándote, sigo protegiéndote, sigo cuidándote, sigo apoyándote y muchas cosas más que gustoso daría por ti a diario. Hoy quiero rectificar todas las promesas que en algún momento hice sin tener conocimiento de nada; aún no lo tengo todo, pero siento que poseo un poco más de sabiduría a la hora de preguntarme de qué manera quiero vivir mis días a tu lado.

Thomas, ¿me concederías el maravilloso honor de casarte por segunda vez conmigo, y darme la oportunidad de rectificar con la seriedad que se necesita, los juramentos que hice en nombre de nuestro amor?

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