Notes

-Sueños Eternos-

Sueñas en todo, piensas en nada y en un momento la tormenta llega y acaba todo lo que jamás pensó se vería destruido. La naturaleza, tan devastadora que por momentos con su calidez te abraza para después arruinar todo lo que se atraviese en su camino. Aquella que crea para destruir, aquella que ama para finalmente odiar. Solías ser el viento que soplaba a mi alrededor, tormenta que dejaría en mi ser, un desastre total.

Solía dormir abrazado a mi verdugo, termine amándote y odiándote al mismo tiempo. Me quedaba perplejo viendo como este tornado devastaba todo a su paso. Sueños que se van, días oscuros que se quedan. ¿Qué hago ahora con esta pena? Sentimientos tan contradictorios, como un huracán que acaba con todo lo que encuentra a su paso. Te puedo recordar danzando cual diosa, me dejaste anonadado, no podría imaginar la catástrofe que generarías con cada giro, fue impredecible... Inesperado. Y hoy que has arrasado no encuentro la manera de arreglar lo que ha quedado. Pienso seriamente en dejarlo en ruinas, esperando a que un día regreses y por fin vuelvas esto polvo, un lugar desolado.

Mi casa se ha quedado en ruinas, no logro reconstituir este hogar que sigue extrañando tu presencia. ¡Regresa! Grito desesperado, mientras que abrazo esa playera que tienes aún tus lágrimas grabadas como estampa. ¿Cuánto tiempo más necesito para olvidar esos labios que me enloquecieron? Miro a mi alrededor, una parte de mí desea intentarlo una vez más. Apilo los escombros para verlos derrumbarse ante mis ojos, estoy irreconocible y me pregunto incrédulo, ¿cómo he podido permitirlo? Sé que es vano siquiera susurrar, es evidente que nadie escuchará. Pateo una piedra tan insignificante como el resto, no es ira, ni siquiera decepción, es sólo que no entiendo. Me siento perdido. Mis ojos ven una vaga imagen de lo que fui, nada parecido al hombre del reflejo, el cual se ve viejo y vagabundo. Es en ese momento en que logro verte por el espejo, con tu peculiar sonrisa como un amanecer. Me he quedado perplejo aguardando nuevamente todos los restos de esto que dejaste muerto. Esta parte vulnerable, débil, apenas y me puedo mantener de pie. Me atemoriza siquiera el respirar, pues en un suspiro podría perder lo poco que aún me queda. Vergüenza, tristeza, de lo que ahora soy, de lo que perdí en el camino. Mi cabeza empieza palpitar, por un momento creo que podría estallar y no miento al aceptar que verdaderamente espero que ello suceda, no soy más que un simple inmortal añorando misericordia, irónico tal vez, un chiste de mal gusto. Me río, ¿cómo no lo pude notar antes? Es que me has condenado al sufrimiento eterno.

Tu cuerpo fue mi condena, ¿Cómo iba a saberlo antes? Me pregunté, como no me di cuenta de que entre más te quería más me perdía, y me volví un náufrago en este océano que es mi vida. Mi ultimas fuerzas se están yendo, ¡No hables! Le digo al susurro de tu recuerdo, ve búrlate de mí como siempre lo hiciste. Poco a poco todo comienza a cobrar un sentido, creo que es justo que me burle de esta situación que por tanto tiempo me ha abrumado, pues fue fácil bajar la guardia y ahora lo estoy pagando. Puede que este sea el infierno al que me encuentre atado, uno muy distinto al que una vez conocí, sé que, aún no acabado tu juego, pero en un punto me verás salir de aquí.

Deja de hablar de mí, porque lo has hecho ¿qué te hace ser así? ¿por qué nos destruimos con palabras?, cada pieza se acomoda y por fin soy feliz. Sé que aquí no acabará, pues feliz te encuentras de haberme hecho añicos, más no sabes, que la tormenta se ha acabado y pieza por pieza he unido este rompecabezas que es mi nido, ¡Ve y sonríe! es hora de darle paso a lo que tanto había esperado. No te niego, por momentos me golpean las memorias, son vestigios que me indican que no ha sido sólo un sueño, y en cuestión de parpadeos, todo está como nuevo. Puede que en mis entrañas aún habite parte de tu esencia, esa que me entregaste y bien no te diste cuenta. Siento al viento rozar mi piel y en susurros pronunciar mi nombre, como el polvo me dejo llevar sin preocuparme el camino, sé que tarde o temprano llegaré a mi destino.

Corrí despertado al lugar que tantos recuerdos tuyos abraza. Me senté y tomé aire, ¿Eres tú? Pregunté a ese viento que me acarició el rostro, ¡No! Simplemente es la vida que se me está yendo incluyendo ese recuerdo de lo que no fue. Solo una última vez déjame verte leer, deja ver tu sonrisa esa que me enamoraba cada vez que la hacías, déjame oler tu cuello solo una última vez como cuál adicto dependiente de sus más grotescos demonios, ansío verte y que me mires con aquellos ojos que día con día iluminaban mis malos ratos. Que me sonrías y con ello me arregles la vida, la misma que te has encargado de destruir. Que pronuncies mi nombre, ese que sonaba totalmente puro al provenir de tus labios, que me abraces y otorgues la calma que nunca valoré. Es tanto lo que añoro aun sabiendo que no es sano, pero qué más daño se puede causar, estoy vuelto añicos y lo reconozco, deliro por minutos y cuando la lucidez intenta hacerse paso le doy la espalda. Así se han vuelto mis días, un rutinario debate en donde argumento para ambas partes, en donde parece que me he recuperado y al mínimo descuido ya me he retractado.

Y le digo no y le digo sí al paso de tu recuerdo en mi día. Tan contradictorias que por un momento te extraño, te añoro, te amo y al poco rato me doy cuenta de que la lucha fue en vano, pues nunca pudimos enfrentar al mundo, nuestro mundo para salvarlo, defenderlo del desastre que se nos avecinaba, nunca quisimos arriesgar más de lo que nuestros corazones dictaban, no te valoré y ahí me doy cuenta de que aún con todas las intenciones jamás seríamos merecedores de la victoria. Y con todas estas fallas que nos llevaron a la ruina, esa tormenta que arrasó con mis muros, un desastre natural que me dejó muerto en vida sobre los escombros, reconozco ser capaz de volver a vivir esto a sabiendas del desenlace. Porque este amor tan brutal, tan salvaje, destructor, pero extrañamente reconfortante es y siempre será para ti. No es destino, es decisión propia, lo único que por mi voluntad decidí. Amarte a ti, solo a ti.

C.- Volvería a pasar por todas esas batallas por rescatarte, por amarte, por besarte. Podrás destruirme otra vez, porque tal vez si estoy dispuesto a volverme arriesgar, a volver amarte con todas las fuerzas de mi ser, pues contigo desnude mi corazón, mi alma y todo eso que había blindado para no enamorarme. Pero tengo que tocar con los pies el suelo y darme cuenta de que aun intentando todo lo que esté a mi alcance no existe nada dispuesto a mejorar. Es un proceso largo, lo sé, como también soy consciente del sacrificio que ello implica, pero así son los cambios permanentes, lentos y dolorosos. Madurar será vivir con tu recuerdo, mirarte pasar, escucharte reír, ver tu mano tomar la de otro ser, una familia formar... Madurar será aceptar tu felicidad, incluso si la causa se relaciona a alguien más.

Ya no hay un nosotros, ya nuestro tiempo acabo. ¿A tiempo o no? ya no es algo que importe mencionar pues en todos estos años nuestro ser sufrió, cada uno desde su fortín. Se que eres feliz, y eso es lo que me debe reconfortar. Larga es la agonía de este proceso que tiene días buenos días malos, pero es parte de evolucionar. La vida es cuestión de pruebas y obstáculos a evitar, ¡vamos, que aún no he muerto! Algo especial me ha de deparar. El reloj nunca se detuvo y caigo en cuenta que por mí no lo hará. Paso a paso sigo su recorrido y me despido de cada hecho que dejo atrás. Un mundo nuevo se avecina, estoy ansioso por conocerlo ya. Sé que no debo desesperarme pues podría tropezar, con cautela continuo, en algún momento habré de llegar a un nuevo paraíso, ¡No estoy muerto! ¡Estoy aquí! y podre salir de esto, me he percatado que poco a poco tu presencia se siente menos, que estos estragos que dejaste a tu paso están poco a poco recuperándose, no son los mismos eso es inevitable, porque he de decirte que dejaste un poco de ti en mí.

Ha conseguido que comprenda que la respuesta siempre estuvo en mí. Soy yo quien perdió el rumbo, y sólo yo podré encontrarme en el camino. He vuelto por mí. Todo este tiempo fui el máximo culpable en atrasar esta búsqueda, no es tarde. Pero he quedado tan afectado que por algún motivo me escondo de mí mismo. Paciencia, me repito internamente que ella será la clave. ¡Estoy vivo! Puedo sentir mis latidos, muy en el fondo sigo vivo, y eso es lo único que importa. Lo único podría importar de ahora en adelante, aunque la marea suba, aunque otro huracán se aproxime, en esta ocasión mi hogar ha cambiado los cimientos, ya que ahora el YO reviste sus pilares. Es egoísta, lo es, pero muchas veces tú estuviste, ante todo, incluso ante mis sueños que apenas comienzan, incluso ante las ilusiones que desde chico creé. No puedo ser un monstruo por querer pensar en mí, por anteponer mi seguridad, mis planes, mis deseos, por proteger mis sentimientos como al tesoro más valioso. Que vengan las catástrofes más grandes, incluso si vuelven con tu nombre, con tu imagen. Mis muros no podrán derrumbarse, da igual cuán grande sea tu fuerza.