NotesWhat is notes.io?

Notes brand slogan

Notes - notes.io

Dicho..., y hecho.

Eleanor, con agilidad y rapidez, logró hacerse un moño alto y desaliñado; de los que solía llevar a menudo para estar por casa, devorar algún libro o comprar el pan (o algún caprichito) en la panadería más cercana al apartamento. Al levantar las extremidades para ajustar correctamente la goma, supo que su ropa interior, de encaje y color granate, había sido descubierta...

Estaba decidida a complacer a su pareja, y obedecer a sus peticiones; sin refunfuñar ni oponer ningún tipo de resistencia. Esa noche, deseaba aquello. O quizá, así sería los primeros minutos. Después... ya se vería.

(...)

Ya situada debidamente entre las piernas de su pareja, aprovechó un par de sus segundos para acomodarse, frotando su trasero horizontalmente en un intento por encajarse a la (jodida) perfección con él. Irguió la espalda, colocándose lo más derecha posible para otorgarle al americano acceso directo e ilimitado.
___
¿Podría contemplar a Eleanor toda su vida? Definitivamente. Sin el más mínimo temor o duda a aburrirse de aquella imagen. Era preciosa: más aún (si eso era siquiera posible) bajo la luz y la saturación del sol, tiñiendo y potenciando el tono natural de su cabello.

Tal era su belleza, que al americano le hacía estremecer.
Independientemente de si le miraba o no.
Independientemente de si le tocaba o no.

- Me encantan los escotes en la espalda. ¿Te lo he dicho alguna vez...? - Murmuró, al mismo tiempo que hacía descender la mirada por la espalda desnuda de su chica. Aquella prenda...
Aquella prenda hacía verdadera justicia a su figura, prácticamente en la misma medida que el sujetador en tonos granates que había escogido para el día de hoy y que él mismo había observado mientras estaban vistiéndose.

Acudir a un cine al aire libre, en mitad de una espaciosa zona verde y en época estival, había sido todo un acierto. El ambiente era magnífico.

- Eleanor... - Habló con esfuerzo junto a uno de los oídos femeninos, coincidiendo con el roce ejecutado por su chica a ras de los pantalones. - Hay niños y padres cerca... - Agregó, al mismo tiempo que adaptaba el tacto y calidez de sus dedos sobre uno de los laterales del cuello de la morena.
___
¿Por qué resultaba tan sencillo sentirse en casa cuando eran sus brazos los que la rodeaban?
¿Por qué sabía que, pasaran los años que pasaran, jamás podría acostumbrarse a aquella sensación?
¿Por qué estaba convencida de que aquello duraría para siempre independientemente de lo que pudiese pasar en el futuro?

Fácil. Pasara lo que pasara,
Josh había marcado la diferencia.

En ella, en su vida y en la relación. Era el antes y el después. La primera historia de amor que vivía plenamente. Sin miedos. Con madurez, estabilidad y seriedad. No habría nadie más después de él. Nadie podría darle nunca la intensidad con la que se vive y exprime el primer amor. Porque eso era él, el primero. Todo lo que pudiese existir después, hipotéticamente hablando, no es que le supiese a poco; es que no le sabría a nada.

« Me encantan los escotes en la espalda. ¿Te lo he dicho alguna vez...? »

Un movimiento horizontal, reincidente, de lado a lado. — Ah, ah; no. — Sin embargo, no pudo añadir mucho más a la contestación ya que el pensamiento que había atravesado su mente casi la hizo reír. Le encantaba meterse con él... Por suerte, y gracias a que estaba de espaldas, pudo disimular lo mejor posible.

Las manos femeninas, tras una ligera inclinación, entraron en contacto con el césped que decoraba sus alrededores. Y disfrutaba de la fresca brisa que corría, azotando su rostro.

Una pequeña carcajada escapó sin remedio ni contención de sus labios, al oír la voz del americano acariciando su oído. Pero qué feliz era, y qué tonta se ponía con esa clase de comentarios. Aún con la sonrisa adherida a sus labios, se privó del sentido de la vista para disfrutar del cálido contacto de sus dedos deambulando por la piel de uno de sus laterales.

Qué escalofrío, y qué bendito estremecimiento.

— ¿Y qué película dices que vamos a ver...? — Respondió, evitando su anterior comentario a propósito mientras apoyaba la cabeza en el hombro izquierdo. Tanteó la posibilidad de aproximarse a su oído, y juguetear un poco con el lóbulo, pero... se contuvo, mordiéndose así el labio inferior.
___
No podía haber (ni existir) nada mejor.
No podía haber (ni existir) nada que superase ese momento, aquel lugar o aquella compañía...

Julio de 2018
Una perfecta tarde de verano.
Veintidós grados.
El sol poniéndose.
La brisa acariciando intermitentemente sus cuerpos.
Unos pequeños snacks, un poco de bebida...
Una toalla sobre la que poder tenderse en el césped y por delante, una sesión de cine al aire libre.

En aquellos momentos no podría ser más feliz. No cuando, a unos escasos centímetros de su posición, Eleanor florecía entre carcajada y risotada.

- ¿Has pensado alguna vez en...? Ya sabes. En ser madre. - Preguntó junto a uno de los oídos femeninos, nada más haber contemplado a una pareja de padres primerizos portando un carrito de bebé.
___
Eleanor hacia alrededor de... cuatro años, mínimo; que julio lo consideraba también uno de sus meses favoritos. El primordial siempre sería diciembre; por distintas razones a las que, por supuesto, ahora, también se sumaba el inicio de su relación.
Pero, julio... Julio tenía algo. Estaba segura. Y podía afirmarlo tras su pedida de mano.

Volvió a acercar su mano izquierda para admirar su anillo de compromiso, en el dedo anular. Se atrevió a ajustarlo un poco más, con una sonrisa en los labios y... Joder, menuda sonrisa.

La voz masculina, volvió a traerla a la realidad. Giró un poco el rostro en su dirección para preguntarse a sí misma si había escuchado bien; pero siguió la mirada del muchacho llevándola hasta esa imagen por la que supuso que le despertó aquella curiosidad.
Si algo tenía claro en la vida... Era esa respuesta.

— Por supuesto que sí. Muchísimas. Yo creo que tengo el instinto maternal desde que era una chiquilla. Me encantaban aquellos muñecos: chou-chou, baby born, nenuco... Cambiarles la ropita; ponerles el chupete; acunarlos cuando "lloraban". — Enfatizó la palabra al hacer las comillas con sus dedos. — Siempre quise gemelos. Gemelos, y niños. Quiero un niño. A mi madre le he dicho siempre que si por lo que fuese tuviese una niña; se la regalo. Y así hasta que me salga el niño... — No pudo evitar carcajearse al confesárselo. — Prefiero un niño. Pero quizá después querría tener la parejita. No sé. Uno o dos... Mientras venga sano, y sea nuestro; que sea lo que tenga que ser. — Guardó silencio... unos segundos, hasta que por lo bajini prosiguió. — Pero que sea niño por favorrrrrrr...
___
No pudo evitarlo.
No pudo hacerlo: la ilusión acumulada en el rostro femenino al desmenuzar el tema, le hizo apegar lenta y sentidamente los labios a los de su pareja. Perpetrado y consumado con éxito aquel robo, contempló las facciones femeninas con una gradual sonrisa adherida a las comisuras. - Yo siempre he deseado una niña. Pero si te hace tanta ilusión un niño... que así sea. - Concluyó junto a los labios de su prometida, segundos previos al inicio de un sonoro y flemático beso. Acto seguido, trasladó el calor de su boca sobre la frente de Eleanor: lugar donde depositaría un beso cargado de amor y afecto.

(...)

Tras tenderse sobre la toalla y recostarse correctamente sobre ella, una de las manos del muchacho fue a parar al cuello de la morena. Iba a dedicarse a acariciarla: a relajarla.
A sentirla, en el sentido más puro y virginal de la palabra.

- ¿Te queda bien el anillo...? ¿Es de tu talla? - Murmuró, ladeando el rostro hacia el ajeno.
___
— Lo sé... — Admitió, tras un pequeño asentimiento en el que hizo rozar superficial y fugazmente las puntas de ambas narices. — Precisamente por eso he dicho que quizá, quisiera tener la parejita. Realmente, no me gustaría que fuese hijo o hija única, quiero que tenga a alguien con quién jugar y que, con suerte, no se lleven mucho tiempo de diferencia. Pero primero el niño. — Volvió a repetir, con una sonrisa; a medida que se aproximaba para corresponder cada muestra de afecto, por breve que fuese. — Así..., mientras tú y yo estemos, a sus ojos, saltando en la cama, podrán entretenerse el uno al otro.

(...)

Ladeó, instintivamente, un ápice el cuello al sentir las caricias de su pareja allí; para volver a centrar la atención en su anillo de compromiso. — Sí, es perfecto. No me aprieta ni siento que en cero coma me vaya a dar un ataque de “claustrofobia” porque no me salga del dedo y me lo tengáis que amputar. — Lo comentó con tanta gracia, tanta seguridad y desparpajo que casi, casi hizo pasar aquel comentario por algo completamente normal.
___
- Si en algún momento te sientes incómoda con él, siempre podemos incluirlo en un colgante. - Propuso, aún con una sonrisa adherida a los labios, fruto del comentario de la cama y lo niños. Poco después, optó por apegar en la medida de lo posible su cuerpo al contrario: acomodando en último lugar parte de la sien sobre uno de los hombros de su chica. - Deberíamos buscar apartamento en París. De lo contrario, el tiempo se nos va a echar encima.
____
— Esa idea ya se me había pasado a mí por la cabeza también... Si es que, nuestra conexión hace una magia maravillosa. Ahora sufro por si lo pierdo, ¿te imaginas? Me muero. — Sus dedos formaron temporalmente su mano en un puño; en un intento por tratar de evitar aquello. Aunque, pronto gracias al calor de su pareja volvió a relajarse y, echando sus manos hacia atrás en busca de la piel de los antebrazos masculinos, los agarro hasta atraerlos consigo.
Enlazó sus dedos con los de él, y dio ese típico apretón lleno de sentimiento y complicidad propio en ella. — ¿Cómo te gustaría que fuese? Visualiza y cuéntamelo, al oído.
___
- Si lo perdieses, El... es un anillo. Un simple anillo. No sucedería nada. Somos nosotros quienes mantenemos la relación, no un elemento de joyería. - Comunicó con tranquilidad en la voz, al mismo tiempo que deslizaba melosamente las yemas de los dedos sobre el dorso de la mano femenina.

- El apartamento... me gustaría céntrico. En un edificio de arquitectura clásica y parisina, no muy alto: tres, cuatro o cinco plantas, con vistas a los tejados de la ciudad. Luminoso: con muchas ventanas que permitan la entrada de luz natural. De espacio y concepto abierto. Con un aseo tanto o más cuidado que el dormitorio principal. - Y así, conforme iba constituyendo los elementos y estancias de la vivienda, los labios del joven permanecieron dispuestos sobre la parte posterior del lóbulo femenino, cumpliendo con la petición procedente de su pareja.
___
— Esto no es un simple anillo, imbécil. Es como bien has mencionado, una joya. Pero bueno... No vamos a hablar ahora sobre esto. Te callas. — Sentenció, dando por finalizado el tema. Sin posibilidad alguna de discusión.

Conforme el muchacho iba explicándole, la morena asentía y sonreía por esas ideas y pensamientos tan claros sobre el apartamento. Estaba de acuerdo en todo y no podía hacerla más feliz la idea de compartir con él una experiencia como aquella. Desconocía si fue un simple arrebato, o ganas realmente por robarle un beso; pero giró el rostro y, a su vez, un poco la parte superior del cuerpo para poder robarle un beso rápido, escueto.
___
- Odio que hagas eso... Joder. - En efecto: estaba refiriéndose al hecho de darle un beso e, inmediatamente después, deshacer la unión entre sus bocas, tal y como si éstas nunca se hubiesen encontrado.
___
— ¿El qué? ¿Esto? — Cuestionó en tono inocente a su pareja, a medida que volvía a aproximarse para robarle un beso incluso más rápido que el anterior; tanto así que no pudiese ni disfrutarlo, ni mucho menos saborearlo. (...) Pero pronto, cambiaron las tornas y necesitó más: necesitó romper la distancia que separaba una boca de la otra, para acariciarla con mimo, suavidad; amoldándose a ésta y presionando labios contra los opuestos a la par que se privaba del sentido de la vista, e iniciaba una maniobra conjunta de apertura.

Todo cuanto deseaba en ese instante: estaba en su boca.
___
...

Qué poco duró en el veinteañero aquel fingido malestar. Pero qué poco...

- Basta. - Espetó a bocajarro, labios junto a labios, con la complicidad de aquel que se acomoda sobre la figura de su pareja.
Fue así como, desoyendo el comentario anteriormente compartido, el joven entrelazó sus dedos con los femeninos, nada más portar y remolcar las manos de su chica más allá de la cabeza.

No habló.
Ni siquiera susurró o entreabrió mudamente la boca.

Todo cuanto hizo... fue precipitar sobre su superficie un cándido aliento, a la par que amagaba con desarrollar un movimiento de cadera.
___
Toda la atención de la morena se redujo a descender la mirada hasta donde sintió amagar el movimiento de cadera de su pareja. Acto seguida, recorrió el cuerpo del muchacho para poder mirarle a los ojos, con sus cejas ligeramente alzadas; y en sus comisuras el principio de una sonrisa con un tinte diferente de las anteriores. Se lo advirtió mediante la mirada: «No juegues con fuego, que te quemas». Aunque, no dudó en responder a su anterior movimiento: Eleanor, se ayudó de la sinhueso para, con excesiva rapidez, deslizarla desde la zona central inferior, hasta la superior.

Tal y como le había robado besos segundos atrás. Justo así. Pero encargándose de calarle (y callarle) bien la boca.

21/7/18.

++++

     
 
what is notes.io
 

Notes.io is a web-based application for taking notes. You can take your notes and share with others people. If you like taking long notes, notes.io is designed for you. To date, over 8,000,000,000 notes created and continuing...

With notes.io;

  • * You can take a note from anywhere and any device with internet connection.
  • * You can share the notes in social platforms (YouTube, Facebook, Twitter, instagram etc.).
  • * You can quickly share your contents without website, blog and e-mail.
  • * You don't need to create any Account to share a note. As you wish you can use quick, easy and best shortened notes with sms, websites, e-mail, or messaging services (WhatsApp, iMessage, Telegram, Signal).
  • * Notes.io has fabulous infrastructure design for a short link and allows you to share the note as an easy and understandable link.

Fast: Notes.io is built for speed and performance. You can take a notes quickly and browse your archive.

Easy: Notes.io doesn’t require installation. Just write and share note!

Short: Notes.io’s url just 8 character. You’ll get shorten link of your note when you want to share. (Ex: notes.io/q )

Free: Notes.io works for 12 years and has been free since the day it was started.


You immediately create your first note and start sharing with the ones you wish. If you want to contact us, you can use the following communication channels;


Email: [email protected]

Twitter: http://twitter.com/notesio

Instagram: http://instagram.com/notes.io

Facebook: http://facebook.com/notesio



Regards;
Notes.io Team

     
 
Shortened Note Link
 
 
Looding Image
 
     
 
Long File
 
 

For written notes was greater than 18KB Unable to shorten.

To be smaller than 18KB, please organize your notes, or sign in.