Notes

Hoy decidí echarme un vistazo, un vistazo a mi yo de ahora y al del pasado. Me coloco frente al espejo el cual perfectamente detalla mi reflejo de pies a cabeza y consigue proyectar en forma de flashback cada una de las imágenes de esos yo. Tanto por decir y nada bueno que recatar de ahí, pero la cuestión aquí es que no terminaría nunca al centrarme en ese de hace algunos años atrás, ese quien durante mucho tiempo sintió como la vida se le pasaba por encima sin mover un solo dedo, quien no era capaz siquiera de formularse por lo menos un ¿esto es lo que me merezco?
Pienso que cualquier persona, por más mala que haya sido, por más errores que haya cometido, no se merece ningún tipo de daño. Pienso que para que alguien pueda aprender y sea capaz de caminar hacia delante, lo que necesita es el de ser escuchado sin ser juzgado, comprendido; y tras ir en busca de por lo menos un poco de eso, di muchos tropiezos sin necesidad y que sin embargo, hoy en día logré sacar algo de ellos. Que aunque me costase en su momento, nada de lo que yo buscaba podría lograr ser brindado por más que yo mismo, porque muchas veces se necesita de ser egoísta y de aprender a decir que no, sólo que como cualquier otro tonto, recaí y fui decayendo hasta el punto en que me desconocía. No le encontraba sentido a nada, me sentía una nada y encontré refugio en mí mismo al encerrarme en lo que dentro de mí había creado. Pero las palabras queman, los pensamientos te matan de a poco y de algún modo, en algún momento, va a carcomerte la necesidad de querer vaciarlo todo hasta que sientes como quedas completamente exprimido.
Un día, exactamente el 19 de Junio del 2018, conocí a un niño. Desde entonces creo que Junio se ha convertido en mi mes preferido –nunca tuve alguno– pero no lo pude evitar porque por igual éste logra asemejarse bastante al nombre de ese chiquillo que tanto me gusta y me hizo sentir cosas desde el primer momento, desde que mis ojos le vieron. Por primera vez no vi lástima o pena reflejarse en la mirada de alguien –en esos ojos suyos de color café claro que tras brillar tanto como lo hacen ellos podrían asemejarse a la miel– aquel sentir que tanto repudio y poco tolero.

Él me comprendió con solo mirarme y encerrar su mano con la mía.