Notes

No es como la mayoría piensa, y mucho menos como los insensibles lo cuentan; es prácticamente imposible ignorar al que nos hacía olvidar hasta de nuestra propia existencia... ese que nos incentivaba a estudiar lo que nos gustaba y por quien nuestra flor favorita tenía presencia.

La gente borra de su mente lo que le hizo feliz y el muchacho deja de importar.
¡Joaquín sigue con su vida, las amapolas quieren morir de una vez por todas y las enamoradas (al no saber vivir y adaptarse) no hacen más que pensar en el chico y preguntarse a sí mismas por qué no logran sacarlo de la cabeza!
Las penas están tan indignadas que no dejarán de ser penas ni en un millón de años, y es que el muchacho tocó mucho más de lo que la sociedad imagina y es justamente eso lo que le hace inmortal.

Ni siquiera las canciones felices pueden apagar el dolor de aceptarlo. Porque si logran concentrarse y tratan de mantener las lágrimas quizá puedan zafar; ¡Joaquín no se dará cuenta de lo mal que están y se irán! Pero una vez lejos los poemas volverán a llenarse de conceptos y el llanto aparecerá. Y ahí es cuando la furia (otra vez) se apoderará de ustedes por haber creído mentiras, por haber relacionado los presentes más puros con él y por no poder avanzar.

¡He pasado tardes enteras tratando de encontrar la respuesta y la muy desgraciada no se digna a colaborar! En lugar de aferrarme a la posibilidad de poder expresar mis pensares mediante el habla y afrontar lo que me provocan tres de sus palabras, el disgusto toma fuerza y no hay otra escapatoria más que escribir. Ahí es cuando me resigno a entenderlo, y todo por no ser capaz de continuar.

La situación huele a infierno y no a cielo; a oscuridad, esa que aparece cuando Dios no está en tu vida y no sabes para dónde arrancar. Algunos lo llaman recorrido y otros alivio, pero el horror aumenta y no hay nadie para acompañar. La colina desapareció, la luz divina escapó totalmente de mi vida y ya no son tres bestias las que atormentan sino siete. ¡La avaricia derrumba mentes tal murciélago cazando a su presa!; hace querer buscar lo inalcanzable al grado de aniquilar mentes y equilibrios divinos. La soberbia se pregunta por qué no le toca parecer, y lo que ignora la muy desgraciada es que la respuesta del porqué se basa en la bondad de las muchachas.

Amamos tanto la escritura que muchas veces le atribuimos adjetivos que no se asemejan a lo que sentimos ni en lo más mínimo. Porque sí; puede que ayude a liberar lo que el monstruo reclama, pero nunca a sanar de forma definitiva. Quizá funcione como placebo o nos haga delirar por unas cuántas horas... pero de ahí a convertirse en nuestra aliada jamás. De acá que varias chicas elijan la opción de emborracharse y no la de agarrar un lápiz y un papel; que se crean incapaces de borrar los celos y se prohíban entender.
Cada vez que se queda las mañanas con ella y no va a estudiar, por ejemplo, terminamos sintiéndonos mal. Lo mismo cuando se nos nubla la vista y al comenzar a pensar en el motivo de su ausencia preguntamos tal filósofo en siglo XVI; la posibilidad de que esté con la fémina dedicándole otra de sus tantas publicaciones o empalagándola con besos de pies a cabeza nos decepciona y no hay nada que nos pueda aliviar la cabeza... y es que el recuerdo volvió a atormentarnos y el chico no hace más que clavar sin importar.

Espero que la piedad aún esté presente en las personas y puedan ver la realidad. Así que si en verdad se pone en el lugar de aquellos que no olvidamos tan fácilmente hágame el favor de responderme esto con sinceridad; ¿cuánto cree que me esté lastimando sabiendo que jamás podré verlo mientras se cambia de ropa, alinear las paredes con fotos suyas, sentirle mío e inclusive deslizarme por sus sábanas a las tres de la madrugada? ¿O considera que el alambre no sólo se centra en eso sino también en querer quitarle y no saber?
Vea la magnificencia que no para de reclamar y sienta misericordia por los corazones rotos que como hombre desviado del camino de Dios intentan encontrarse a sí mismos...
¡Porque si en verdad puede dejar las críticas a un lado y apiadarse de llantos, entonces alabado será!