Notes

Universo alternativo ✦ ⸻ 1495 D.C ⸻ ✦

Como cada mañana, los primeros rayos del sol asomaron por el resquicio de la ventana de los aposentos de Hope, quien se encontraba plácidamente durmiendo hasta que este iluminó parcialmente su rostro. La pequeña se levantó sobresaltada de su cama y como hacía cada año en estas fechas, se puso aquel vestido rojo que su madre le regaló. Hope intentó hacer el menor ruido posible desde sus aposentos hasta la puerta, donde tras calzarse sus zapatos, salió del castillo sin avisar a su padre; pese a que aún era temprano los sirvientes ya estaban despiertos realizando sus quehaceres diarios.

― Mi señora, ¿a dónde vais tan temprano sin la compañía de Lord Matthias? ―preguntó uno de los aldeanos que se disponía a ir a labrar las tierras de Lord Matthias―.

― No os preocupéis Bennett, no podía dormir así que quería dar un paseo para conciliar de nuevo el sueño pero prometo que no saldré del castillo. Por desgracia hoy padre se encuentra muy ocupado entrenándose, por eso no puede acompañarme ―mintió al aldeano mientras esbozaba una amplia sonrisa y miraba sus ojos―.

― Si mi señora, tenga un buen día y que Dios la bendiga ―sentenció el aldeano antes de inclinar su cabeza para despedirse de ella y subirse al caballo que utilizaba para tirar del carro con sus herramientas. Acto que la pequeña aprovechó para introducirse en su interior y cubrirse con unas telas viejas que el joven aldeano usaba para cubrir las herramientas-.

Hope era consciente de que si su padre se enteraba que su primogénita había salido sin su permiso del castillo, lo más suave que iba a sentir sería la palma de su mano pero por suerte para la pequeña, hacía tiempo que había aprendido a mentir sin que los demás si quiera se enterasen. Las tierras a las que el aldeano iba a labrar no se encontraban muy lejos del castillo y Hope no tenía ni un segundo que perder por lo que sin pensarlo, cuando observó que el aldeano disminuía la velocidad, se quitó la tela y bajó del carro para correr y esconderse detrás de un árbol por si este decidía mirar atrás, cosa que finalmente hizo pero al no ver nada ni a nadie, continuó con su camino. Nada más ver que este desapareció de su vista, Hope recogió su vestido y corrió cuanto pudo hasta llegar a un puente de piedra que cruzó poco después, seguidamente rodeó la aldea para no cruzarse con más sirvientes y caminó durante un par de horas hasta llegar a las tierras comunales donde se paró unos minutos para arrancar unas flores y acercarse hasta la tumba de Marion.

― Hoy hace 10 años de vuestra muerte madre, la buena fortuna sólo os quiso sonreír a vos, no os hacéis una idea de cuánto os envidio... -musitó por fin tras pasar un buen rato frente a su tumba en silencio-.

A Matthias no le importó demasiado la muerte de su esposa Marion ni tampoco la existencia de su primogénita, o por lo menos eso pensaba Hope, ya que no entendía por qué su padre prefirió enterrar a su esposa en un bosque junto a los restos mortales de otros aldeanos, en vez de cerca del castillo con el resto de familiares ni por qué a su hija la trataba con tanta crueldad. Hope suspiró un par de veces ya que aunque la mayor parte del tiempo reprimía su tristeza y sus lágrimas por miedo a las represarías de su padre, en el fondo extrañaba a su madre pero como cada año desde su muerte, decidió poner en práctica lo que había aprendido durante todo este tiempo a base de fuerza bruta para apartar su tristeza y dolor a un lado y contarle a Marion qué había de nuevo en su vida, y entre esas novedades se encontraba Niccolo; un joven aspirante a trovador que podía hacerle olvidar todas sus penas y aportarle pequeños momentos de felicidad en su infernal vida.

― Disfrutaríais si lo conocieseis madre, es tan apuesto, caballeroso e inteligente que pensaríais que es un ángel enviado por Dios pero ya os lo presentare algún día, debo de regresar ya me temo -respondió mientras dejaba las flores sobre su tumba y se levantaba, depositando un beso en la lapida-.

Hope volvió a recoger su vestido y empezó a correr tanto como sus piernas y corazón le permitían, con tanta conversación no se había dado cuenta de que había perdido la noción del tiempo y pronto caería el anochecer. Sus latidos se aceleraron rodeando la aldea, sus mejillas adquirieron un color rojizo fuera de lo habitual y su vestido se ensució de tierra nada más llegar al puente, ya que sus piernas terminaron por fallarle y por ende, ella en el suelo. Hope estaba agotada y hambrienta, desde que había salido por la mañana no había comido nada y aquello le empezó a pasar factura. Se puso en pie como pudo y caminó dando pequeños pasos, tomando aire por el camino aunque finalmente tras conseguir cruzar el puente, se desvaneció en el suelo y en consecuencia, perdió la conciencia. Cuando volvió a abrir sus ojos se encontró tumbada en su cama, arropada por Agnes, una sirvienta del castillo donde Hope residía.

― Que alegría, por fin despertáis Lady Hope; Diot venía de camino a traeros algo para cenar -contestó la señora mientras dejaba de taparla-.

― ¿Habéis sido vos Agnes? ¿me habéis traído al castillo? -preguntó con la voz aún muy débil y algo apagada antes de volver a hablar- eso significa que padre también se habrá enterado de mi ausencia...

― No, mi señor ha llegado hace poco y al pasar por sus aposentos y ver que dormíais, ha salido de nuevo del castillo. Diot os encontró desvanecida y cargó con vos hasta el castillo, es una muchacha muy fuerte -añadió con una amplia sonrisa en su rostro mientras que Agnes escuchó llamar a la puerta de madera y fue a abrirla para que entrase Diot-

― Lady Hope, me alegra ver que os encontráis algo mejor, tomad esto, os sentará bien y os ayudará a recobrar fuerzas -contestó Diot antes de pasar y sentarse a su lado para empezar a darle a cucharadas de la sopa-.

Por su parte Agnes volvió a cerrar la puerta y reprocho a Hope que se escapase del castillo; Diot había llegado a sus tierras hacía un año pero era de confianza al igual que Agnes. Esta última hacía tiempo que sabía que Hope se escapaba el día del aniversario del fallecimiento de Marion para ir a visitarla y llevarle flores y por eso solía ir a vigilarle para que no le sucediese nada pero... Esta vez había llegado muy lejos; nunca se había escapado durante tantas horas y puesto en peligro de este modo. Hacía tiempo que otros señores feudales habían entrado en guerras absurdas entre ellos para saquear y aumentar su poder y por desgracia, ni si quiera Lord Matthias se iba a librar de una.

✦ ⸻ Continuará ⸻ ✦