Notes

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El pensamiento critico
Hay personas que se creen todo lo que les dicen y que nunca tienen dudas; viven, ingenuos y felices, pensando que hay fantasmas, brujas y duendes, que la Tierra es plana o que el hombre nunca llegó a la Luna. Además, dan por cierta la cascada de fake news que arrojan cada día empresas, gobiernos, medios de comunicación y redes sociales. Esas personas son fácilmente manipulables y se les puede engañar de muchas maneras, por ejemplo cometiendo fraude contra ellas o prometiéndoles premios o paraísos terrenales que nunca verán.
Otras personas, en cambio, han desarrollado durante su vida una actitud crítica, adquirida mediante la educación, el conocimiento y la información, lo que les permite entender una realidad compleja y eventualmente poder tomar decisiones inteligentes y, en su caso, emitir juicios de valor. El pensamiento crítico empieza a desarrollarse en la infancia -los niños son críticos naturales- ,con lecturas y estímulos intelectuales, y continúa con una educación formal que ayuda a desarrollar capacidades como la intuición, creatividad, razón y lógica.
No se trata de volverse un escéptico o de tener una manera de pensar distinta de la de todos los demás, sino de despejar los prejuicios, combatir la desinformación -otra vez, las fake news-, las falacias y las supersticiones; de advertir contra los sesgos ideológicos y emplear la crítica para dejar atrás el conformismo y avanzar hacia el progreso, entendido como el desarrollo continuo, gradual y generalizado de una sociedad en los aspectos económico, social, científico y cultural.

La crítica
En el plano de las artes y la cultura en general, la crítica es un ejercicio razonado de valoración de un producto cultural: una película, un libro, una obra de teatro, ópera, danza; las artes plásticas, escultura, performance, instalación; un concierto, un disco o una pieza musical... Olvidémonos de la noción popular que equipara la crítica con el señalamiento de los aspectos negativos de esas obras-o, en otro ámbito, de una persona, un objeto, un servicio o de la política social o económica de un presidente o un gobernador, pues criticar no es lo mismo que expresar una opinión negativa de algo o de alguien, mucho menos un ataque o censura.
La crítica va más allá de un simple «<me gusta» o «no me gusta». Insistamos en que una crítica es un trabajo de apreciación, conocimiento, examen y aná lisis, por medio de argumentos y juicios de valor, que pueden ser positivos o negativos, o bien una combinación de los dos.
Antiguamente un critico era la persona que juzgaba sobre la belleza, la verdad
y la bondad de las cosas. En la actualidad un crítico es alguien que se especializa
en ofrecer un texto o un discurso un conjunto de opiniones y juicios en los que
incluye datos informativos y comparativos, y en los que recurre a la historia, la estética y a otras disciplinas para formular un análisis completo sobre una obra artística o literaria.
El crítico puede tener una formación académica o periodística y por lo
general publica sus textos en los medios, particularmente en las secciones y
suplementos de arte y cultura de diarios y portales electrónicos, en revistas
propiamente culturales e incluso en blogs personales. En tanto que es personal,
la critica puede ser subjetiva y discrepar de las críticas hechas por otros críticos
a una misma obra.
Desde luego, si a juicio del crítico una obra adolece de características negati vas, estas deberán fundamentarse; como en el amplio panorama del periodismo, también en la crítica es indispensable probar lo que se afirma. Ni el vituperio ni la calumnia tienen lugar en la crítica seria.


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Diferencia entre opinión y crítica
Lejos del opinador fácil -ese individuo que prolifera en las redes sociales y opina de todo aun sin saber, casi siempre de manera anónima-, el critico debe ser una persona exigente consigo misma y profesar una ética profesional en la que predominen el conocimiento, la información, la valoración y la mayor imparcialidad posible. No hablaría bien de él -o de ella-si se dejara influir por debilidades personales al escribir o emitir su análisis sobre la obra artistica, tanto para exaltar como para denostar.
Todo mundo tiene una opinión sobre algo: un platillo, una película, una canción, una clase de historia, un automóvil, un corte de cabello o cualquier cosa que pueda gustarle o disgustarle, pero eso no significa que tenga una valoración critica sobre aquello de lo que opina. Un programa de televisión puede parecerle entretenido a una persona, y a otra un tanto aburrido, e incluso a una más le será indiferente, pero esa opinión no contiene un análisis ni un juicio de valor.
No se trata de una critica, sino de expresiones personales de no especialistas.
La opinión pública, a su vez, es una manera de pensar que comparte la mayoría de la población de una comunidad o país sobre temas especificos: la inseguridad, el terrorismo, el matrimonio igualitario o la despenalización del aborto.
La crítica, para que podamos apreciarla como tal, implica un examen, un esfuerzo de análisis, de razonamiento y de valoración de lo que se critica, y por lo general es emitida por especialistas.
Cuando vemos una competencia de gimnasia olimpica por televisión, no son muchos los que pueden criticar con conocimiento y justicia el desempeño de las gimnastas, su destreza técnica, su gracia y precisión -como hacen los jueces-, pero la gran mayoria se sentirá capacitada para opinar hasta del maquillaje.

Elementos necesarios para elaborar una crítica:
• Tener conocimientos suficientes en la materia y procurar incrementarlos
progresivamente.
• Capacidad de observación y análisis.
• Criterio objetivo-evitemos juzgar la obra de forma excesivamente emocional y subjetiva.
• Conocer muy bien la obra, además del autor, la estructura, su contexto, an tecedentes, referencias.
• Tratar de conocer cuáles son las intenciones del artista. ¿Qué nos quiere decir? Esto nos lleva a tratar de comprender el universo interior del autor y el mundo en el que vive --o vivió.
• Escribir con la mayor imparcialidad posible -y usar un lenguaje creativo, ingenioso.
• Identificar los aspectos sobresalientes de la obra y explicar por qué nos lo parecen lo mismo con los aspectos que no nos parezcan tan afortunados.
• Comenzar con una sinopsis, continuar con el desarrollo y terminar con reflexiones y conclusión.