Notes

❝ Los caídos ❞

Antes que ella acortara la distancia entre ambos, él se alejó evitando todo contacto posible entre los dos.
━ No te acerques demasiado, podría hacerte daño ━había querido pronunciar aquello de forma severa, pero la voz quebrada y un tanto ronca por el alcohol que horas antes había ingerido le traicionaron.
Ella le miraba con dulzura, aquellos ojos color miel desbordaban el amor que todo ese tiempo él había necesitado.
━ No me preocupa ello ━pronunció sin titubeo alguno━, temo más el que tú sigas siendo herido ━prosiguió, y en sus palabras se notaba la sinceridad de éstas━

Ella había aparecido en su vida cuando él creía que todo había terminado. Años atrás él había ansiado dejar aquella forma de vida que durante tanto tiempo le había convertido en un ser despreciable. No sabía a cuántas personas había destrozado, cuántas veces le había arrebatado su existencia a otros y a cuántos más había dañado simplemente por ser él mismo, por su egoísmo y por ser capaz de hacerlo. Y entonces conoció aquella caja de pandora que todos llaman “amor”, se entregó a los brazos de quien pensaba sería su salvadora, aquella que redimiría a la persona que era y le convertiría en alguien mejor; por ella. Sin embargo todo aquello era un simple espejismo, y aquella a quien dio lo poco, pero al fin y al cabo lo mejor de sí, era traicionera como el vino. Tras la euforia venía la decadencia y tras el éxtasis vino el desastre. Ella tomó su corazón y lo hizo añicos, lo dejó en las ruinas y más destruido de lo que una vez estuvo y ahí, en medio del fango, conoció a quien él llamaba su “Ángel”.

━ ¿Herido? Ya no hay nada que herir. ¿Puedes verme? No soy nadie ni tengo nada ━había ironía en su forma de hablar, ironía que sólo intentaba cubrir todo el sufrimiento que tenía dentro de sí. Su pasado le atormentaba a cada minuto y aquellos recuerdos de quien había sido su antídoto y veneno le consumían de a poco. En esos instantes él rozaba el límite entre la cordura y la locura y sólo ella, su ángel, le impedía no ceder a esa gravedad que le llevaría a un lugar del que no creía poder escapar.
━ ¡No digas eso! Por favor… ━al pronunciar lo último en forma de súplica, su voz se volvió un hilo mientras sus luceros se cubrían por una fina capa de agua cristalina que reflejaba el dolor de verlo así.━ Tú eres de las mejores personas que pude haber conocido.

Él sintió su corazón estremecerse al notar las lágrimas en sus ojos, quería llegar hasta ella, secar aquellas finas líneas que corrían por sus mejillas y abrazarla, abrazarla hasta que el dolor de ambos desapareciera, pero estaba consciente que si se quedaba a su lado, tarde o temprano terminaría dañándola, porque era lo único que sabía hacer: destruir todo lo que tocaba. Y jamás se perdonaría a sí mismo el hacerle daño, a ella no. Se vio tentado a acercarse a ella, pero aquello le detuvo, por lo que haciendo esfuerzos sobrehumanos se mantuvo firme, apretó la mandíbula y sintió su cuerpo tensarse antes de responder:

━ No te confundas, no me conoces como crees. No soy un ángel aunque lo parezca a veces. ¿Acaso no el diablo era un ángel de luz? ¡Un demonio! Eso es lo que soy.
━ Quizás… ━tenía que hacer una pausa antes de continuar ya que sentía un nudo en la garganta. No sabía cómo habían terminado en ese punto. No sabía cómo ayudarlo a curar cada una de sus heridas. Se sentía impotente al verlo derrumbado, al no poder hacer nada más que observar. Si de ella dependiera cambiaría de lugar, tomaría con gusto su dolor y pelearía sus batallas por él. Sabía que desde pequeño, su vida no había sido más que pena y sufrimiento y ella anhelaba que aunque fuera por un instante el tuviera un poco de paz, que fuera feliz, que dejara de ser aquel muchacho de ojos tristes que conoció, cual si se tratara de una serendipia━. No eres un demonio, quizás no seas un ángel, pero sí algo muy similar. ¿Por qué habría de creer tus palabras cuando tus hechos dejan ver a una persona maravillosa, pero que esta rota?

Aquellas palabras sacudieron por completo su ser, nadie le había dicho antes algo similar, nadie había transmitido tantos sentimientos ni había revelado el cómo se había sentido durante tanto tiempo como lo hacía ella. Era como si conociese cada rincón de su alma, era como si pudiese comprender cada cicatriz que cargaba y como si sólo ella pudiera restaurar y unir cada fragmento de su vida que ahora mismo no era más que pedazos. Pero sabía que no era digno de ella, ¿cómo podía alguien como él siquiera pensar que tenía derecho a estar tan cerca de alguien tan puro como lo era ella?
━ Porque las personas rotas cortamos con nuestros pedazos ━tras decir aquello cayó de rodillas en el suelo, cubriendo su rostro con las manos pero dejando al descubierto su vulnerabilidad. Por mucho que intentara alejarse de ella, la necesitaba y no importaba cuántos muros él creara entre ambos, ella lograba derribarlos y lo había vencido de nuevo.

Pronto los cálidos brazos de ella rodearon su cuerpo, sintió como éstos se aferraban a él con tanta fuerza que incluso perdió el aliento un instante. Una lagrima rodó por su mejilla, quemaba como el mismo infierno pero a la vez era suave como el cielo. ¿Quién necesitaba las palabras en aquel momento? Los hechos lo decían todo, hablaban por ella. Mientras él inclinaba el rostro sobre el hombro de ella y dejaba ir a sus demonios, éste era envuelto por todos los sentimientos que emanaban de ella y sus dulces palabras restauraban aquella alma atormentada
━ Yo sería capaz de abrazarte sin importar si me lastimas con tus trozos rotos.

¿Cuánto duró ese abrazo? Ninguno lo sabía, pero aquella noche, con ese abrazo se había creado una unión que ni la muerte podría separar. Él había jurado no dejarla ir nunca y protegerla, incluso si lo tenía que hacer de él mismo. Ella había aceptado ser su ángel y salvarlo, devolverle las alas que en algún punto del camino le fueron arrebatadas. Ellos estaban destinados a surcar el cielo juntos, porque ese era el beneficio de aquellos que se han hundido, de los caídos.