Notes

Tu mano comenzó a abarcar mi sexo, restregando los dedos sobre la entrada de mi vagina y mi clítoris, alternándose para presionar en un lado u otro. Entreabrí mis labios respirando con dificultad y gemí cuando tus movimientos se hicieron algo más violentos, sujetando el filo de la mesa de billar con una de mis manos mientras que la otra la dejaba sobre la superficie de este, buscando un punto de apoyo desesperadamente, ya que mis piernas comenzaban a flaquear debido a la manera que castigabas mi sexo. Murmuré varias veces tu nombre y sentí una corriente eléctrica cuando oí tu voz susurrar en mi oído, mordiendo mi labio inferior. Mis choques contra tu pelvis se hacían cada vez más acelerados echando a perder todo plan de disimulo. Me impulsaba con ayuda de mis manos para restregarme contra tu polla, masturbándote con mis nalgas de la misma forma que restregabas tu mano sobre mi sexo. Estabas despertando mi lado más animal y el hecho de estar haciéndolo ahí, en un sitio público, hacía que mis sentidos se nublasen aún más, completamente excitada por todas las circunstancias que se daban en ese momento. Cuando me giraste, te miré sintiéndome totalmente vulnerable ante tu mirada. En ese momento podías hacer lo que quisieses conmigo, estaba totalmente rendida ante ti. Mis ojos no dejaron tu cuerpo en el momento en el que te alejaste para soltar los palos y me quedé apoyada contra el billar con mis manos a ambos lados de mis caderas, agarrada al borde de la mesa de billar. Cuando te dirigiste de nuevo hacia mí y llegaste a mi altura...hiciste algo que me pilló totalmente por sorpresa. Me colocaste sobre la mesa y tiraste de mis medias con unas ansias que hizo que mi sexo se llenase de fluidos, aún más. Sintiéndome completamente mojada. No sé qué me puso más cachonda, si la manera en la que partiste mis medias o la forma en la que estas se oyeron. Arrastré mi trasero hasta el borde, dejando mis piernas caer sobre este y abriéndolas de forma que te encajaras entre ellas. Hablé con la voz algo tomada por la excitación, mientras mi mano desabrochaba el botón de tu pantalón, bajando acto seguido la cremallera.- Debido al ángulo, la cámara te pilla justamente la espalda. Podemos ser perfectamente una pareja que está tranquilamente hablando...-Arrastraba las palabras sin apartar mis ojos de los tuyos, bajando de vez en cuando mi mirada a tus labios.- ...después de una intensa partida de billar. -Mi mano se adentró bajo tus calzoncillos y tomé tu polla, encontrándola algo mojada por su propia lubricación. Tus ojos se cerraron en el momento en el que rodeé tu glande con mis dedos, deslizando la yema de mi pulgar sobre la punta a la vez que apretaba mi agarre en un lento movimiento arriba y abajo sobre él, sin desviarme mucho más allá.- Y si el camarero viene y nos ve...pensará que estamos en un momento intimo y romántico. En resumen, no hay nada que me impida follarte con mi mano hasta que te derrames por mis dedos. -Susurré esto último con mi boca sobre tus labios, atrapando tu labio inferior entre mis dientes y solapando después mis labios a su alrededor para succionar con ayuda de mi lengua de la misma forma en la que lo haría en tu glande.