Notes

Las emociones detrás de la vida de un/a trabajador/a sexual migrante nublan, envuelven, seducen y empujan. Un mundo completamente desconocido que muchos eligen como única opción para concretar los sueños de una vida mejor. Desde las fronteras latinoamericanas hay miles que todos los años se lanzan al andar de la humanidad, emociones a cargo en una aventura desconocida.
Es ella la que empuja o él quien la empuja, esta decisión que cambia vidas para siempre. Hay emociones de despedida de una vida que ya no está allí, de partir para un lugar desconocido para un destino incierto. El temer que algo podría salir mal durante el viaje, la búsqueda de un sueño de una vida mejor, miedo a lo desconocido y la incertidumbre de lo que se vivirá en el futuro.
Es también el miedo a lo desconocido lo que encuentran a su llegada, la incertidumbre de no saber dónde se irá cuando lleguen a este nuevo destino. El temor de ser recibidos con hostilidad y el miedo de encontrar las mismas opciones que los dejaron en la escasez forzaron a miles de migrantes a convertirse en trabajadores sexuales.
La lucha con sus propias emociones se vuelve cada vez más difícil para muchos de ellos. Haber hecho frente al peligro de la inseguridad, haberse abierto camino en un país foráneo y el desafío de tener que confiar en extraños para encontrar trabajo, eso se refleja visiblemente en la lucha con sus propios sentimientos.
Angustia, desesperanza, autoestima, incertidumbre y miedo son los diversos sentimientos que se manifiestan al estar al borde de un negocio desconocido. Las barreras del lenguaje sin mencionar la inmensa presión económica que se impone. Esta lucha no solo afecta a sus emociones sino también a sus cuerpos que literalmente trabajan construyendo la nueva vida para ellos de la cual un día soñaban.
La presión de ser un rehén de explotación laboral se siente cuando se encuentran totalmente dependientes del empleador. Es el temor de la falta de pago, el temor de ser expulsado de su destino, el temor a una nueva detención policial.
El ciclo de la violencia, la marginación y la explotación se vuelve un bucle donde la esperanza de salir de un destino inesperado se ve cada vez más lejano para algunos migrantes. chicas de compañía un lado hay temor y ansiedad, de otro lado hay vergüenza y confusión que afecta a sus emociones.
A medida que estas emociones se vuelven más intenas, disminuye la oportunidad de desarrollo personal. El temor de no poder cambiar la situación y de no ser entendido, juntos van minando la moral profunda. Estas emociones avivadas, ansiedad acompañada con sentimientos de soledad se entrelazan con cada nuevo día de la vida de un/a trabajador/a sexual migrante.
La vergüenza que proviene de los prejuicios hacia esta vida, la confusión de estar atrapado/a en una situación donde no hay salida, las presiones de tener que trabajar para sobrevivir afectan mucho más allá de verlas solamente como actividades económicas.
La opresión y la desigualdad social persisten, con los sentimientos de impotencia de no poder luchar contra el estigma de tener que pasar una vida trabajando como trabajadores sexuales y el miedo a pasar desapercibido, jugando el papel de desconocidos en una sociedad donde se sufre una injusta discriminación racial.
El peso de la soledad, la inseguridad de sentirse sin recursos, las emociones encontradas al estar ahí, en un lugar desconocido,
y el anhelar por cambiar un destino injusto, forman parte de la realidad del cruel camino de un/a trabajador/a sexual migrante. A pesar de todos los sentimientos confusos y dolorosos, la lucha por recuperar la dignidad como parte sensible de la realidad humana siempre permanecerá viva.
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